jueves, 25 de marzo de 2010

Los resultados de los otros que me afectan a mí

La vida es una serie de elecciones. Elecciones traen acciones. Acciones acarrean consecuencias. Acción más consecuencia es lo que llamamos karma. Los resultados de muchas de nuestras acciones afectan no solo a nosotros, sino a otros también. Las consecuencias de muchas acciones de nuestros abuelos y nuestros padres repercute en nuestras vidas hoy.

Cuando realizas que tu vida está obstaculizada por los resultados y las elecciones de otras personas, o el residuo de una vida pasada, puedes comenzar a hacer diferentes elecciones que curen heridas, ofensas, y -esperamos- te dirijan a experimentar una realidad más completa en la cual puedas vivir con más integridad y autenticidad.

Puedes hacer un gran paso hacia la maduréz cuando puedes ver y aceptar lo bueno y lo malo en otras personas importantes en tu vida.

Ashok Bedi, M.D. - Boris matthews, Ph.D.
Traducción C.F.


Tantas veces nos encontramos enredados en problemas familiares en los cuales no tuvimos nada que ver. Como que nuestro abuelo no se dirija la palabra con mi padre, por ejemplo. Transcurren cumpleaños, fiestas de fin de año, bautismos, casamientos y así. Nadie de mi entorno parece saber que hay "alguien más". Todo el mundo parece haber olvidado para siempre a aquel abuelo, incluso todo lo que pudiera tener que ver con él. Es como que jamás existieron. No se lo nombra, no se lo recuerda, salvo para repetir aquella vieja historia. Yo he recibido esa herencia de odio y rencor, y aunque me he asomado a la historia quizás, sería de considerar que tengo solo una parte de la historia.

¿Qué hacer entonces? ¿Lo dejo así, aumento tal vez la carga que pesa sobre mí, y la traslado a mis hijos, etc.? ¿O le hago caso a esas tímidas llamadas desde mi interior para intentar arreglar algo, al menos? No voy a pensar que de buenas a primeras. Pero si tengo conciencia de mi responsabilidad, voy a tratar de buscar un arreglo conveniente que a todos nos ponga mejor con nosotros mismos y con los demás involucrados. ¿Y si sale mal? ¿Si de la otra parte no quieren saber nada? Al menos habré aliviado en algo el karma que pesa sobre los míos, los que tengo cerca, y el mío propio. Siempre cabe la oportunidad de que algo bueno suceda, y tengamos un final feliz. Esos finales, existen antes que en las películas.

Según el antiguo conocimiento védico, quienes estamos juntos, lo estamos por lazos kármicos. O sea que, aunque en esta vida no sepamos nada, sí tuvimos algo que ver en el pasado. Sería esta vida la plataforma ideal para limpiar ese karma, entonces. Tal vez por eso elejimos esta familia para venir. Para sanar, para aliviar, para componer.

Torrentes de bendiciones como agua de lluvia, Carmen

2 comentarios:

  1. Es verdad: no estamos solos. Los pensamientos, sentimientos y acciones tienen una dimensión tal que inciden en las personas ya sea en inmediatez o lejanía; en el momento o a través del tiempo, y en mayor o menor grado según sea la captación de cada una.

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  2. Estar ofuscados o resentidos con algún familiar, ocasiona un desfasaje en este tan importante núcleo social. De parte de nosotros debe salir el perdón. La otra persona aunque se muestre irreconciliable, seguramente se doblegará ante este antídoto poderoso que es el amor. Amor total, sin esperar respuesta.

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