jueves, 25 de marzo de 2010

Corazones endurecidos

¿Qué se puede hacer con un corazón endurecido?

Si me lo pudieran dar, lo regaría con mucho perdón, comprensión, con mis pedidos de perdón por las ofensas que ese corazón puede estar creyendo que yo le ocasioné. Lo ablandaría, con amor.

Como a la tierra seca, a veces hay que hasta golpearla para que se vuelva grano, maleable entre las manos. Los corazones duros se marchitan, se ponen oscuros, viscosos, malolientes. Un corazón blando destila fragancias y todos podemos beneficiarnos de su aroma. Un corazón duro rechaza todo bien posible, en la creencia de que, arrebujándose en sus temores y venganzas, puede saltarse el miedo que ocasiona a veces, ablandarse.

No se dá cuenta, ¡pobre corazón! que así se pierde más. Algún día el corazón duro no resistirá la aridez y se quebrará. Ojalá pueda ser por mi cercana fresca lluvia.

Torrentes de bendiciones como agua de lluvia, Carmen

1 comentario: